sábado, 14 de junio de 2014

Desiluminación - Andrés Terzaghi



—Encendé la lamparita que hay mucha lu.
—¿Ma´ vo so loco o qué tené?
—¿No te enterastes todavía? La compré antiayer, en lo del gallego. Es una lámpara cofecionada con materiale raro que al meterle una patada elétrica emite oscurida´. Según dicen lo que saben, que e´ buena pa eso de la polución lumínica, ¡qué se yo!, o pa cuando uno etá hinchado del sol y queré etá un cacho en lo ocuro.
—Pero e como cualesquieras lamparita.
—¡Te digo que noooo! Con decite que el mamotreto ete del vecino se compró una de 220 voltio que deja toda la casa en una oscurida´ tal que para encontra el interrutor y apagarla tomó la linternita, pero el tarambana se percató que no alumbraba un chorizo por el efeto ese de la prepotente lámpara. Así que me pidió auxilio llamándome por el celular. Crucé la calle. Vi que su domicilio era una forma geométrica ocura, como una sombra pero con volume. Percatándome que si entraba iba a sumame a la lóbrega situación. ¿Qué hice? Llamé a lo de la empresa de lu y fuerza para que le cortara el suministros léctrico. Nomá pasada la hora lo veo salí de la casa medio voleado. El brillo de lo ojo se había estinguido, parecía do bolita de ladrillo en una geta de póker. Me estampó una mano en el hombro y confirmó: Juancito, lo que no pude ver allá me asombró, pero no te lo recomiendo.   


Acerca del autor:  Andrés Terzaghi  

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