jueves, 13 de marzo de 2014

Breve bitácora testimonial ― Cristian Cano


El terreno cedió y caímos en un foso de barro. Mi gente comenzó a disparar, pero fue en vano. Esto iba más allá de lo que nos veníamos imaginando. Sospechaba cosas sobre lo que se estaba rumoreando, esas historias de los planetoides en el clip hemisferio sur. Tenía información de primera mano sobre este objetivo. Andrómeda es un punto de encuentro para las misiones de la Empresa. No podíamos salir, las paredes se desmoronaban. En primer lugar, no tendríamos que haber ido, pero todo fue confuso cuando se iniciaron los pagos: eran muchos créditos. Caímos en una argamasa que voy a olvidar. Recordar. La mirada de Odeen. ¡Santo destino! La despojada mirada de Odeen cuando la escolopendra lo arrastró hasta unas cuevas. El Coronel siempre nos entrenó con balas químicas y por eso pensé que íbamosa estar bien. Se nos vinieron encima. Ordené abrir fuego, perp todo era muy confuso. Ana salió herida: murió recostada sobre mis piernas, repleta de barro. No entiendo por qué salí vivo de ahí; no llego a entender, está fuera mi entendimiento. A Esteban le pareció buena idea retroceder hasta una explanada un poco más profunda pero, santo cristo, se le subieron por la espalda. Pensar que leí la infografía y no pude olvidarme de la cuenta bancaria. Tuve los gráficos en las manos. Que alguien sepa perdonarme en la corte ¿Cómo me defiendo de algo así? Los jueces no tienen la más mínima idea de lo que hay ahí. Esa galaxia está en un nivel 3 de evolución. Esteban se los intentó sacar, pero pesaban mucho. Se los lograba sacar de encima, pero algo quedaba en su cuerpo. Restos. Recuerdo bien eso. Se quedaron todos duros: cuando tirás muy fuerte las probóscides de los insectos se desprenden. Corrimos hasta la pared y nos reparamos del horror. Guillermo logró matar a unos cuántos. Él era mi sargento y no encuentro qué decirle a su hija. Supongo que una mentira piadosa, ¿no? Y usted me pregunta por qué no estoy muerto. Mire, puede notar que en este lugar, en donde estaba mi mano, yace la respuesta. No les gusté. Así de grotesca fue aquella realidad, Doctor Sergio. Discúlpeme usted. Necesito descansar.

Sobre el autor:  Cristian Cano

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