domingo, 15 de diciembre de 2013

La eternidad II - Samanta Ortega


Nos la veíamos venir. Hay filas de almas por todas partes que llevan sin cuerpo, quizá, meses o años y esperan a ser atendidas por gente bella y elegante para hacer el reclamo. Cuerpos importados frenados en la aduana, cuerpos que se ha quedado el gobierno, cuerpos ilegales incautados, cuerpos embargados por el banco, demasiada demanda y falta de stock, son algunas de las razones aparentes. Los cuerpos son únicos e irrepetibles y eso lleva tiempo, señora, le dijeron a mi vecina. La pobre es jubilada y quiere cambiar de cuerpo porque así de vieja no la quiere nadie, dice.
La iglesia también está haciendo lo suyo, pero los cuerpos que tiene a disposición han sido donados por almas libres y hartas de este mundo. El cura de mi iglesia de Las Tablas dice que no sabe en qué estado están y cree que la mayoría tiene alguna que otra falla. Pero hay gustos para todos y gente dispuesta a correr el riesgo.
También leí en el periódico que van a abrir un outlet de cuerpos de segunda, pero están obligados a indicar la tara o problema del producto.
Por otro lado, hay gente que ya pregunta si podrá tener el mismo cuerpo que tuvo toda la vida, pero eso sí que costaría muchísimo más dinero. Sólo algunos pocos millonarios podrán concederse el deseo.

Sobre la autora: Samanta Ortega

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