viernes, 6 de septiembre de 2013

El perro del escritor muerto - Cristian Cano


Me parece que el perro se dio cuenta de lo que una biblioteca vale. Te cuento esto porque lo vi. Espía. Lo observo desde arriba, cuando arrimo los libros a una mesa que da a la ventana y, a veces, me quedo aprovechando el sol y no leo, porque miro a ver qué hace. Un día se animó a subir por la escalera. De a poco, escalón por escalón, llegó al primer piso. ¡Hasta acá! Y se asomó con una intriga filosa que se le podía ver alojada en ojos. Pobrecito el perro. Sé que sabe algo. No es un perro más, de eso estoy seguro. Tampoco soy de su interés, porque ni siquiera me mira. Mira para el otro lado. Hacia los libros. Me lo voy a llevar a casa y tengo el temor de que se me vaya: es un perro adulto y callejero. No sé cómo actuar, por eso te cuento esto. Alguien tiene que saber de él, ¿o no? Hay días en los que creo darme cuenta qué es lo que viene a buscar.

Acerca del autor:  Cristian Cano

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