lunes, 22 de abril de 2013

Cena de año nuevo - Abelardo Cid Topete


Toda la gente del vecindario espera esta fecha con agrado, hacen planes para degustar solo una vez al año los exquisitos platillos y viandas que prepara doña Tecla en esta fecha, la gente comienza a hacer sus pedidos desde fines de noviembre para no quedarse sin comerlos en la noche de año nuevo.
Doña Tecla lleva ya varios años preparando comida y antojitos todos los días, querida y conocida por todo el vecindario vende a diario sus tamales, pozole, tostadas, quesadillas, pambazos y garnachas. Una vez por año en esta fecha aumenta y pule su repertorio culinario, siempre con platillos sorpresa, de sus manos salen obras de arte en cuestión de comida tal si fuera un Diego Rivera en la pintura.
La gente pasa a ver desde dos días antes la elaboración de los platillos y ver la calidad de los ingredientes que van a comer después, ella permite a cualquiera acercarse más no da la receta, les dice lo que puedan aprender con la vista es de ustedes, la manera no la doy, es un gran secreto de familia que le viene desde sus bisabuelos y así seguirá por generaciones y solo a un miembro de la familia le es comunicado el secreto tan fielmente guardado, siempre y cuando muestre la disposición y el carácter para seguir elaborando la comida como sus antecesores y siempre hay un miembro que cumple con todos los requisitos y es a ese a quien le transmiten el gran secreto.
Ella, Dña. Tecla, desde que tenía 15 años aprendió el secreto de tan maravillosa preparación, que le fue transmitido por su madre que un día desapareció, abandonándolos por un hombre para nunca más regresar. Los clientes ven con admiración la calidad de los ingredientes, las tripas para el menudo de un color rosado, completamente limpias con cierto olor a tequila que por cierto es característica de todos sus platillos de esta noche, un gusto y aroma a tequila, añejado y no fuerte, solo un toque que resalta mas su sabor. Ven, relamiéndose, la cazuela donde se preparan los sesos, la gente dice que han de ser sesos de ángel si es que los ángeles tienen sesos, por el exquisito e inigualable sabor que tienen.
Se saborean de antemano los tamales de carne, dice ella que es carne que pide desde un año antes y exige cierta alimentación en el ganado que se va a usar para que adquiera ese sabor que solo ella sabe. La cazuela de la lengua es de las más visitadas, dice Dña. Tecla, que lleva lenguas buenas y malas que para comérselas da lo mismo al fin que ya guisadas no lanzan ni sus zalamerías ni sus venenos, y que decir del platillo principal que son los tamales, grandes, bien envueltos en sus hojas de maíz, la masa y el cocimiento en su punto y sobre todo la carne, roja, fresca, maciza, con el sabor atequilado que ella les da, los hay verdes, rojos, con queso y carne, con rajas queso y carne, de picadillo, con raciones tan generosas de carne que no hay tamalera que los iguale, hay colas desde temprano para ordenarlos y así tener una excelente cena de año nuevo, hay también moronga guisada exquisitamente, con un sabor inigualable, tacos dorados de carne deshebrada, de sesos, de picadillo, de carne con mole, tostadas de hígado, carne, acompañadas de sus salsas famosas, encebolladas y entequiladas y qué decir del consomé, de sabor fuerte, picante con el clásico dejo atequilado donde el jerez ya no tiene nada que opinar, ella lo llama caldo de huesitos con carne mixta.
Por la noche, ya en su casa cuenta sus pingües ganancias que año con año crecen y sonríe satisfecha para si misma por haber hecho feliz a tanta gente en la cena de año nuevo, y lo seguirá haciendo mientras Dios le preste vida, mientras esto piensa se dirige a la nevera sacando y ordenando lo que ahí se encuentra, las manos de su madre, los penes de todos los maridos que ha cebado durante un año con tequila y buena comida para ofrecerlos en la cena de año nuevo a sus clientes, este año la nevera guarda otro recuerdo, las chichis de la amante de su último marido, que si combinaron sus carnes en vida ahora ella las combinó en los tamales, que dicho sea de paso fueron un éxito, si pudiera dar las recetas haría feliz a mucha gente y a muchos matrimonios. Ya mañana empezaría a cebar al nuevo marido durante un año, a darle vida de rey y a complacerle sus gustos, que el complacerá los gustos de mucha gente el próximo año nuevo.

Sobre el autor: Abelardo Cid Topete

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