viernes, 1 de marzo de 2013

Navida, navidad - Fernando Andrés Puga


Villancicos.
No desafinan, no se equivocan, no se despeinan.
¡Son un amor!

El día que fuimos a vaciar la casa de los viejos, lo encontré en el doble fondo del último cajón del ropero de nuestra habitación.

¿La desmesura de mi grito de alegría? ¿Eso fue lo que te desequilibró aquella noche junto al pino excesivamente ornamentado? Lo querías con todas tus fuerzas, pero el gran paquete junto al árbol tenía pegada una etiqueta con mi nombre. Al lado, otro regalo. Nadie prestaba atención, pero había desilusión en esos dedos que desenvolvían sin deseo tu paquete, mientras no apartabas los ojos de la gran caja que tenía entre mis manos.
Mamá no tenía idea. Papá lo buscó por todas partes, pero no hubo caso. No estaba. Un huracán de envidia lo había hecho desaparecer.
No volvió Papá Noel al año siguiente. Ni al otro... ni al otro. Desde entonces, no más que regalos de ocasión junto al artificio de un abeto de plástico.

Está roto el Scalextric, aunque bastante entero. Sólo faltan dos autitos y algunos tramos de la pista. Voy a ver si lo reparo para que lo usen los chicos.

Acerca del autor:  Fernando Andrés Puga

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