miércoles, 25 de abril de 2012

Nada es circo - Xavier Blanco


Dicen que llegó el Circo. Todos esperan ansiosos sentados al borde del acantilado: nadie sabe cuándo lo hizo, nadie sabe cómo. No hay carteles, ni fanfarria, ni siquiera estridente megafonía. No avisaron, no lo publicitaron. En la lejanía deambulan las risas de los payasos, huyen los látigos perseguidos por el espectro de los leones, se percibe el chirriar de los trapecios. Sobrevuelan las jaulas buscando a sus moradores. La sombra de la carpa, suspendida en el vacío, permanece inmóvil, hermética, sin puertas ni ventanas por donde penetre el aire. No se escuchan los gritos de asombro, ni las risas, ni siquiera el aplauso enfervorecido del público. Todo es nada, sólo etéreas evidencias.
Nadie escuchó la música. Nunca se encendieron las bombillas. Permanecen desocupadas las jaulas. Huyeron las sombras. Los conejos corren detrás de las chisteras. Planean los trapecios. Aletean solícitos los látigos. Ruge el viento y llueven cuchillos de soledades. ¿Dónde está el Circo? Nunca llegó, no permaneció, se ha ido. No queda nada, sólo el cero de los matemáticos, el vacío de los filósofos, el infinito oscuro de los astrónomos. No hay respuestas. La nada es una ficción; nadie puede pensar lo que no es, lo que no existe. Tal vez esto es una entelequia, quizás una invención, puede que sólo sea apariencia.
Por si alguien me pregunta, yo quiero dejar constancia escrita de mi respuesta -son diez palabras insignificantes, muy poco para un mundo saturado de complejidades-: yo sólo deseo que haya algo en vez de nada. Los demás siguen pensando que ahí, en el vacío, hay un Circo. ¿La verdad? Nadie sabe nada de nadie.

© Xavier Blanco 2012.
Tomado del blog Caleidoscopio

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