miércoles, 25 de abril de 2012

Me quiere, no me quiere… - Beatriz Olleta


Y sí, para mí que me tira onda. ¿Por qué, si no, vivo así de intensa esta hora juntos? ¿Por qué, si no, me dispara sus preguntas mirándome directo a los ojos, quitando todas las barreras? Me siento recómoda con él. No me juzga, me escucha… y es tan tan lindo.
Sí, seguro que me tira onda, ¿no? Aunque tal vez es así con todas. ¿Por qué me creo especial? ¡Qué bronca! Siempre me pasa lo mismo. Cuando alguien me gusta, no puedo leer más las señales y me pongo tan nerviosa que tampoco puedo dar señales yo.
¡Qué desastre tantos años al pedo, por favor! Y qué lindo que es, y me juego que también es supertierno en la cama.
Hay que ver que tengo mala suerte con los hombres: o con ex en el medio, o que no saben lo que quieren, o simplemente pelotudos. Pero él es diferente. Por algo nos vemos todas las semanas. Porque él tampoco puede estar sin mí.
Y sí, la próxima vez le digo algo. Así no puedo seguir. Me mata el suspenso. Ya ni sé de qué huevada estoy hablando con él, ni respiro casi. Cierto: hoy decidí hablar del trabajo, pero no puedo dejar de pensar en él, tan concentrado frente a mí. Tan serio y con esa chispa en sus ojos celestes. ¿Estará él también buscando coraje para confesarme su amor?
Mira el reloj. Se me pasa volando el tiempo con él, con toda su atención en mí. Yo la próxima le digo, ya no aguanto más estas mariposas.
Bueno, hora de despedirnos. Esos ojos. ¡Por favor! No tiene derecho a estar tan bueno.
―Ok, Cecilia, acordate: la semana que viene tengo que cobrarte cien pesos, porque la obra social ya no te cubre la terapia.
―Gracias, Gabriel. Buena semana.
La próxima le digo, para mí que me tira onda. Seguro que sí.

No hay comentarios.: