viernes, 10 de abril de 2009

Grandes - Mónica Sánchez Escuer


Alguien llama a la puerta. Los dos se miran asustados. Ella quiere esconderse debajo de la cama. Él, salir como si nada hubiera sucedido. Los dos saben que hay algo malo en estar ahí dentro. Encerrados. Como grandes. Y en el cuarto de la abuela. Con la abuela que los sorprendió jugando como grandes. Y se asustó. Y ahora no quiere despertarse. Los golpes hacen temblar a la puerta. Y a sus pechos. Del otro lado se escuchan sus nombres. Reconocen una voz. Luego otra. Tienen más miedo que antes: la mamá y la tía de ella, la tía y la mamá de él tocan, gritan, amenazan. Si abren, el castigo será grande. Si no lo hacen, tal vez mayor. Ella recoge todo lo que puede, un par de anillos, las siete pulseras igualitas que usaba su abuela de joven, la pañoleta amarilla. Él abre la ventana, se asoma: No hay nadie, le dice. Ven. La toma de la mano, le da un beso rápido en la mejilla, saltan. Nadie ve a los dos niños correr por la calle. Nadie escucha los gritos de dos mujeres, la madre y la tía, la tía y la madre, las hermanas que abren la puerta y sólo hallan el cuerpo de la abuela, su madre, tirado sobre el piso, la ventana de par en par, el silencio que habita en una casa sin niños.

Tomado de http://www.monicaescuer.blogspot.com/

4 comentarios:

Ogui dijo...

todo un tema! Buena la solución... admito que algo drástica...

Florieclipse dijo...

Siniestro y bien contado.

Arcángel Mirón dijo...

No sé qué es mayor, si la desesperación o el espanto.

Muy bueno, Mónica. Como siempre.

María del Pilar dijo...

Muy buen cuento