domingo, 16 de marzo de 2014

Tiempos modernos - José Manuel Ortiz Soto




Por consejo de mi terapeuta dejé atrás los viejos rencores con los reyes magos y me compré una bicicleta. Fue lo más sano: esos hijos de puta jamás me traerían una y no quiero morir sin haber pedaleado. Se dio un cambio absoluto en mi vida. Además de despertarse mi conciencia ecologista —adiós al auto en viajes cercanos y fines de semana— me haría bien un poco de ejercicio. El terreno de aquí a mi trabajo es casi plano —lo agradece mi pésima condición física—, salvo por un par de cuestas que me exigen al máximo. El trayecto de regreso, ya sin la presión del reloj, es mucho más tranquilo y relajado. Las cosas en el trabajo, sin embargo, no cambian. No faltan los compañeros que digan que he enloquecido, que pedalear a mi edad es sinónimo regresión, que quizá la andropausia hace sus estragos… Cuando les digo que hemos acabando con la naturaleza, me miran con cara de estupor, como si un elefante los conminara a volar. “Deja a un lado tu prejuicio a la modernidad, no seas arcaico, me dicen. El día menos pensado te descuidas y un auto te deja impreso en el piso, como recuerdo cruel de que los nuevos tiempos siempre arrollan al pasado”.


Acerca del autor:  José Manuel Ortiz Soto

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