domingo, 3 de noviembre de 2013

Libre de gestos - Ana Caliyuri


¡Caramba! dijo Kelly fastidiada, mientras escribía en la pizarra, con tiza indeleble, el principio secular para un nuevo mundo: vive hoy; amad la naturaleza y a todos sus hijos. Ella provenía de una primitiva tribu urbana. Hinchó el pecho y mirando de lleno a los alumnos los instó a escribir derivaciones del principio madre. Mark, un pésimo alumno, a su manera, volvió a hacer la seña que tanto había incomodado a Kelly. La mujer era una seguidora a ultranza de los preceptos que había delineado un tal Jiums. El gesto del discípulo Mark no se condecía con el respeto debido, es más le hacía retorcer las tripas ese grosero ademán en franca alusión a una proposición de índole sexual: un círculo formado con el dedo índice y el pulgar mientras con el dedo índice de la otra mano apuntaba al centro imaginado del círculo. Kelly expulsó al alumno de la clase y prosiguió como si nada hubiese sucedido. A la semana siguiente, la mujer fue citada al despacho de Mister Jium. Se preparó para semejante ocasión con sumo esmero: ropas claras sin excesivos adornos, cabellos sueltos y calzado bajo. El reconocido filósofo moderno la esperaba sentado tras un lustroso escritorio, con un simple ademán la invitó a sentarse en la silla vacía que se hallaba frente a la ventana.
-Missis Kelly, lamento informarle que ha sido usted despedida.
La mujer no alcanzó a articular palabra cuando el Sr Jium se explayó diciéndole:
-Mark es mi mejor alumno. Usted osó echarlo de la clase en el momento de la revelación. En el justo instante en que él le decía que hay que perforar el centro del Universo con el pensamiento para poder parir un nuevo mundo.

Acerca de la autora: Ana Caliyuri

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