sábado, 9 de marzo de 2013

El mismo universo - Miguel Aguilera


Arriba, justo entre el techo y la noche, había una puerta. Era invisible. Solo se podía ver de noche. Antes, no. Solo podía verla yo, y nadie más.
Una noche al ver la puerta decidí abrirla. Tenía miedo, tuve muchísimo miedo. Tomé el picaporte, lo giré suavemente, y la puerta comenzó a abrirse. Vi una estrella, luego otra, y más...; además estaba la oscuridad, el vacío. Sin embargo no sentí soledad. Había alguien ahí, podía sentir su presencia tras mi espalda. Tampoco podía voltearme para saber quién era. Solo sé que había alguien. Entonces decidí flotar y dejarme llevar. Crucé la puerta y floté entre las estrellas.
Tras un rato pensé en mi madre. “Tal vez sea ella quien está tras mi espalda”, me dije. Y de repente sentí un alivio incomprensible. Era más liviano, más etéreo. Las luces de las estrellas parecían refulgir más, la oscuridad del universo ya no me parecía tan intimidante. Me sentía acompañado por mi madre. Ambos estábamos ahí, juntos, en el mismo universo… siempre.

 (Feliz día a todas las madres del mundo... y a la mía en especial...) 


Tomado del blog: Las colecciones del literato

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