lunes, 14 de enero de 2013

Saga de actores – Xavier Blanco


Y aquella tarde, papá, regresó a la tumba entristecido, besó a mamá y se recostó junto a ella. Sus ojos descorazonados indicaban que el rodaje de la película no había ido bien: “El director se ha vuelto a equivocar, las escenas no tienen verosimilitud. Esos vivos son insoportablemente banales”, dijo lloroso. Ajena a la tragedia cinematográfica la abuela no dejaba de lamentarse, recordando aquellos tiempos en los que el panteón era sólo para ella. Con tanto arrebato se le desprendió la mandíbula. El sarcófago explotó en risas. El abuelo hipaba, se hizo el muerto, para luego abrir los párpados lentamente y pellizcarle los glúteos . Siempre hace lo mismo, es un bromista. Ésta le arreó un manotazo y, con el brío, se le desprendieron tres dedos. Hacía calor, las gotas de sudor resbalaban por mi frente. La abuela tiene razón, desde el accidente la tumba es insuficiente para tanto cadáver. Yo estaba nerviosa, al día siguiente tenía un casting. Así es imposible ser una estrella, tengo unos cabellos horribles, se me caen las uñas y además me huele el aliento “Tranquila hija, si estás muerta no tienes nada que perder”, dijo mamá. Seguro que ella tiene razón, y yo sólo soy una quejosa, pero hace tiempo que nada me sale bien. 

Tomado de Caleidoscopio

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