domingo, 23 de diciembre de 2012

Fin del mundo - Arturo Espichan


En Lima, New York, París, todas las calles eran un caos, el tráfico estaba congestionado por los choques, la gente corría por todos lados saqueando tiendas... antes de  desaparecer misteriosamente.
Al fín aparece el Salvador, bajando del cielo su traje blanco y los brazos extendidos, bañado de rayos solares que se cuelan por las nubes. La gente, al oír el coro de ángeles, se detiene, mira hacia el cielo llorando y pide perdón. El Salvador le dice a la humanidad que tiene una hora para demostrar que pueden ir al reino con él.
Todos los organismos internacionales reúnen vídeos de todas las obras de caridad que han realizado y los proyectan en pantallas gigantes, en todas las ciudades. El Salvador ve las pantallas y comienza a reírse a carcajadas, gira la cabeza para mirar a los ángeles y advierte que ellos también ríen con él.
El Salvador deja de reír y sentencia: "La vida del hombre en la tierra es milicia; esperé toda una generación de guerreros y ustedes me traen esto".
Al instante, las espadas de los ángeles comienzan a brillar y todo el planeta se cubre por una explosión global.

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