sábado, 30 de junio de 2012

El desquite – Diana Sánchez


La araña teje el hilo. El hilo enlaza mi pie. La araña carece de la noción del cuerpo. También, carece de entidades nostálgicas. De la era del vacío.
Hace oídos sordos la araña, a la irrupción pasional que invade mis senos. De tan grande el corazón parte mis pechos al medio. A través de los pezones, los pechos miran los costados de la casa. De las cosas. Alguien al pasar, los roza. Ellos responden, dispuestos. Erección de pezones, rigidez en los senos; sexualidad colectiva. Ilusión caníbal del fantasma arcaico. Mientras tanto, el deseo cabalga atado al pescuezo del caballo.
En una pulsión divina el jinete rodeando mi cintura, me atrae hacia él. Las bocas se buscan, desfallecientes. Las lenguas se alzan, interminables.
En el frenesí de los cuerpos nos hundimos en el pantano a la vez, un arco iris de amapolas surge del otro lado del horizonte. Después, una bandada de pájaros extraños como en una plegaria, ahonda sus gritos.
El caballo diestro, temible, se incorpora y el relincho lastimoso como una red infinita nos alerta. Volvemos a unirnos, urgentes.
La luna y el fuego derrumbe de toda ley se hunden en el pantano muy cerca de nuestros cuerpos y ya, sin aliento llega el final (ambos lo sabíamos).
Como siempre hay alguien que observa, testigo-secreto y antes de que la mano borre el paisaje, él (desde luego) envejecido de soledad, buscará lápiz y papel para contarlo.
Acaso, será el desquite.


Acerca de la autora:

No hay comentarios.: