miércoles, 16 de marzo de 2011

Un día más – Ricardo Germán Giorno


En un equipo de raja cincha, se transpira tango:
“La evasión”
la típica Fernández Fierro amasija y humilla fuerte


Salpicando giles, la parca aparca. El hijo de Hernández la relojea, apaga el faso con el taco de las botas. Y a ella le come la trompa de un beso.
Como siempre, los giles gritan boludeces. Gritos que atraen avivatos. La parca recula, indecisa. El piso de madera lija las suelas y se incendia al compás del fuelle. La parca suspira. Se entrega. A los giles los dejan en pelotas, como siempre.
El hijo de Hernández cuerpea el centro del salón. Las botas, agujas de una bordadora que dibuja perpetuamente lo mismo: engaño.
La parca dilata, por una noche, embrujada por lo que escucha, encadenada por lo que siente, ensartada a la cadencia que la cautiva.
—Yo… —susurra él—. Yo, no soy, el hijo de Hernández —y ella asiente sin hablar, marcando perfectos ochos.
El tango se va apagando. La noche clarea en retirada.
El hijo de Hernández enciende un cigarrillo. El humo compone el muro perfecto. Y él por fin sonríe, marfil amarillento de macho conocedor. Se las toma de la milonga taconeando al ritmo del triunfo.
Un día más.

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