jueves, 30 de octubre de 2008

Causas y consecuencias del complot alquimio-científico contra la aristotélica - Jorge Martín


Era pura brujería relativista. Encontraron la manera de alterar la realidad. El mundo no se había movido desde el comienzo, ni las cincuenta y cinco esferas de Aristóteles cambiaron sus orbitas perfectas. Ni el sol había dejado de girar en torno a su centro natural: la tierra. El delicado plato guardaba a sus creaturas con total eficiencia. Qué casualidad, justo que la ciencia empieza a poner en dudas los datos que se habían sustentado por miles de años, de pronto deja de existir el universo tal como era conocido. Esta logia lleva largo tiempo preparándose en la oscuridad y cuando estuvo a punto el plan reemplazaron el universo original por este llamado Big Bang, caos sin inteligencia ni fin último. La maravillosa síntesis teleológica fue escondida en algún lugar secreto, encerrada tal vez en una dimensión alterna, a pedido de los conjuros de estos brujos. Es un invento de algunos precursores antiguos sin tecnología, pero los alquimistas encontraron la manera de concretarlo con sus tramoyas avanzadas y suplantaron el precioso mecanismo de la creación por un manojo de eventos inconexos y razones promiscuas. Considerando los resultados no nos extraña que afirmen que nadie ha creado. No sea que se descubra que ellos hicieron este mamarracho. Ahora ninguno se quiere hacer cargo de poner la firma y se limitan a desparramar teorías para despistar a los incautos. Sepan que la creación original todavía subsiste y encontraremos el modo de rescatarla de su exilio. Eluden nuestras búsquedas hasta ahora. Puede que la muevan  como a un rehén para mantenerla prisionera. Nuestros telescopios vigilan; sospechamos que detrás de los vagos conceptos de materia oscura se halle sepultado el verdadero universo. ¿No les parece raro que la mayor proporción de la materia y la más importante de la que estamos constituidos no pueda detectarse? Sumen dos más dos. 

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